EL DÍA MALO

Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
Efesios 6:13 RV

Por lo tanto, pónganse todas las piezas de la armadura de Dios para poder resistir al enemigo en el tiempo del mal. Así, después de la batalla, todavía seguirán de pie, firmes.
Efesios 6:13 NTV


Hola lectores quise empezar con un versículo en diferentes versiones. Dios está con nosotros en todo momento, aunque vivimos en un mundo caído, donde existe la maldad, dónde no hay paz, dónde existen las noticias en la radio, en el programa de televisión y ahora también en los celulares que cuando los sintonizas hay muchas muertes en el mundo, enfermedades, violencia en todos los rincones. Y verdaderamente va a venir el día malo, ese día que te cuestionas porqué te está pasando tal cosa, o ya no quisieras sentir lo que sientes en ese momento: aflicción, desesperanza, ansiedad, tristeza, dolor, entre muchas otras cosas.

Cada quien ha tenido sus propias batallas, sus propios dolores y no debemos de minimizar el dolor de otros ya que se puede pasar por problemas similares como la perdida de un ser querido pero para nada va a ser igual al dolor de otro persona. No podemos sentir el mismo dolor de la otra persona aunque seamos empáticos.

Antes de llegar a los pies de Jesús tuve un sin fin de días malos y aunque siguen viniendo ya es muy diferente el modo de enfrentarlos. En ese entonces, constantemente me sentía en depresión, lloraba por todo y para resumir muchas cosas, no era feliz. Todos los días eran días malos. El ambiente de mi casa no era el adecuado para mí, no me sentía agusto, en la escuela no tenía amigos de verdad y no había lugar donde escapar.



Lo que me pasó después también fueron sucesos, una racha sin explicación de dolor, sufrimiento y mucha tristeza en mi corazón que después se convirtieron en sentimientos de amargura, rencor y a lo mejor hasta un poco de odio. La relación tóxica de la cual ya les he comentado anteriormente trajo consigo muchos días malos, bastantes, y siento que de igual forma fueron más malos y sin temor a equivocarme puedo decir que todos los días tuvieron algo de feo. Y esos días fueron malos y en ese momento no entendía que tenía que salir de ahí a como de lugar y esa era la única opción.

¿Qué haces en esos días?

No conocía a Dios, mi familia estaba dividida, no tenía ningún apoyo o al menos me sentía así, en la soledad total, ya no saber que estaba haciendo aquí en el mundo, no tenía un futuro, no tenía ni siquiera derecho de pensar ni de hablar, un fracaso total.

Me sentía con un vacío, solo era un estado de trance, hacer mi rutina del día solo por hacerla, comer porque si, bañarme, ir a trabajar y todo esto era hacer las cosas por hacerlas sin tener conciencia de ello y saben cuál era la única hora tranquila para mí, la hora de dormir y sentirme bien en mi cama ¿Saben por qué? Porque cuando uno duerme deja de pensar, de sentir, de preocuparse, de afligirse, de llorar, de sufrir. Así era hasta que llegaba la mañana y otra vez la rutina empezaba. Es un oscuro pasado, literalmente porque cuando recuerdo esos tiempos hay una mancha negra de lo mal que me la pasaba.

Dónde Todo Comenzó a cambiar mi perspectiva de la vida fue cuando empecé a creer la Palabra de Dios la misma que está en Efesios 6:13 y unos versículos anteriores. Cuando llegue el día malo, es verdad que el día malo va a venir tarde que temprano pero debemos de estar preparados para resistirlo, no es en nuestras fuerzas sino con la ayuda de Dios. Y como les decía al principio vivimos en un mundo caído es obvio que si van a venir esos días malos. 


Defiendan su posición, poniéndose el cinturón de la verdad y la coraza de la justicia de Dios.
Pónganse como calzado la paz que proviene de la Buena Noticia a fin de estar completamente preparados.
Además de todo eso, levanten el escudo de la fe para detener las flechas encendidas del diablo.
Pónganse la salvación como casco y tomen la espada del Espíritu, la cual es la palabra de Dios.
Oren en el Espíritu en todo momento y en toda ocasión. Manténganse alerta y sean persistentes en sus oraciones por todos los creyentes en todas partes.
Efesios 6:14-18

Así que sigamos por este mundo con fe, paz, esperanza, permitamos ser guiados por el Espíritu Santo y orar sin cesar.

Ahora ya sé cómo se debe enfrentar esos días malos, mantener los ojos en Dios, leer la Palabra, orar en todo momento, alimentar mi espíritu y fortalecer más mi relación con el Señor y él me dará paz y muchas fuerzas. Y cuando el día malo venga tendré esa fortaleza para enfrentarlo de la mano de Dios y saldré victoriosa de la batalla.

 





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