MIS PLANES VS LOS PLANES DE DIOS
Hola lectores, ahora sí los he tenido muy abandonados, pero seré más firme para todo lo que viene.
El mes pasado cumplió un año el blog y quería agradecerles por estar aquí y apoyarme, sin ustedes esto no sería posible.
Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza. En esos días, cuando oren, los escucharé. Si me buscan de todo corazón, podrán encontrarme.
Solamente quería compartirles sobre lo que Dios me ha estado hablando. Hay ocasiones en las que pensamos que nuestros planes son mejores que los de Dios, nos deslumbramos por lo material y dejamos de lado las cosas que realmente importan.
Hace algunos meses había intentado moverme de lugar, la situación en dónde vivo es complicada en cuanto a lo económico, no hay buenas oportunidades y nos pegó la pandemia también, y como es un lugar pequeño todos se pelean por conseguir lo mejor.
Estuve orando pero no tenía respuesta, había en mi desesperación, ansiedad, ya que desde que inicio la pandemia no había estado estable.
Me sentía estancada en todas las áreas de mi vida, y la única forma en la que encontraba salida era despedirme de este lugar y tomar rumbo a lugares viejos, pero en los cuales me he sentido segura, ya que las oportunidades son más, estabilidad laboral y económica, crecimiento, todas las prestaciones. Me sentía por un lado triste por dejar a mi familia y a mis amigos, pero por otro lado feliz porque ya por fin tendría ingresos para poder realizar todos mis sueños. Y en verdad que me había olvidado de los planes que yo tenía con Dios, no quería verlo, ni contarle nada, porque sabía cuál sería su respuesta. Y sé que Dios trabaja de maneras asombrosas pero también misteriosas, pues no me daba contestación por ninguna parte.
Recordando los planes que teníamos juntos voltie otra vez hacia arriba, y me di cuenta de que Él seguía ahí, y que en todo este tiempo había estado presente, sin soltarme me guío nuevamente a tenerle plena confianza de que lo que ya me había prometido lo hará en mi vida.
Y así es como lo puede hacer en cada una de nuestras vidas, solo basta creerle. Y saber que lo mejor está por venir.
Sus planes son mejores que los nuestros, solo no hay que perder lo que Él ya ha hecho en nosotros, confiar y seguir caminando en sus propósitos. Y ahora me doy cuenta que lo más importante es trabajar para Él, en todo lo que quiere hacer con mi vida para otras personas. Así que me vuelvo a enfocar y busco su mirada de nuevo.
Dios no te ha desechado, ni dejado en el olvido, el quiere hacerlo de nuevo, solo basta creerle y reconocer su Señorío.
Su amor y su misericordia nos acompañen siempre.
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